sábado, 29 de junio de 2013

Una aspirina

Me politicé variada,
feroz,
pequeña,
me mantuve rígida,
sola,
triste,
me quedé con frío,
aquella noche
donde ni tú ni las demás estaban
conmigo,
me abracé a la niebla,
a la noche,
al fuego,
y me escapé,
corrí, corrí, hasta que mi garganta
ya no pudo más, y la abracé
la abracé como a ninguna,
la abracé y le hice cariño
extraña,
sólo a una extraña la puedo abrazar
de esa manera.
Quise tener el calor
aquella noche,
me cansé de abrazarme a
mi misma, no te busqué, pero llegaste
sola, llegaste
triste, llegaste
y me abrazaste,
como si me conocieses,
como si me quisieses,
y nos disfrazamos de sábanas
para satisfacer el placer de la soledad,
fuiste un suspiro,
fuiste la leña en la noche cruda,
y yo fui tu pedestal
para tu agónica arrogancia.