lunes, 28 de enero de 2013

I love my tears, I love my tears, I love my tears

Danae, Danae, Danae. Danae de corazón negro, de corazón rojo, de corazón quebrado, lo único que te hace temer en estos momentos es perder la tristeza, hacerte tan fuerte que tu sensibilidad quede anulada, aveces, siempre agradezco las piedritas, esas que suenan y no dejan caminar, para así no caer al primer tropiezo, pero hay un momento en que me da miedo tener las piernas tan firmes, duras como piedra, que llegue a no sentir caricias, no sentir nada. Hoy lloré como a los 12 años, con el mismo dolor, con la única diferencia en que hoy me duró menos, si me hice más fuerte a los 17, no quiero saber cómo serán mis piernas a los 30. Sólo pido no dejar de sentir.

pahhhiflora

descubrí lo que es el insomnio, mi cabeza no funciona y se me hace imposible crear imágenes en mi cabeza, ni la psiquiatría, ni los putos tés de melisa me ayudan a esta hora (el insomnio me dura aproximadamente 3 horas) chaochaochaoshao

sábado, 19 de enero de 2013

es más difñicil subir, pero cuesta mucho más ir de bajada

Tiré por el borde de la baranda redonda, lo único que quedaba de malicia en el ph de la niña que alguna vez no quise querer más ser, pero ahora se retractó y el niñito quiso volver, agarrar a su mamita de la cintura y decirle el te amo más purito de su existencia, pero siempre con la necesaria ironía de su combustible, pesadísima, antipática pero con el corazón más bombeante de este santiaguito negro de gente que ofrece helados un poco derretidos, pero con el gesto bonito de ante mano, de una conversación de micro con el señor de cara negra que le gusta fumar hierbita de la que no hace mal, no toma, pero le gusta regalar helados a las niñas con mochilas pesadas, llegué a este santiago verdoso artificial, a estudiar a lo que lo hace verdesito lo que hace de la gente con carita negra, lo que hace de los camioneros gente que colecciona gorros y yo le aporté uno que me prestó mi abuela, era su favorito y se me quedó, ahora quizá ella se queme los hombros por mi culpa y quede quemadita, media roja en la nariz y los pómulos gastados, pero él tendrá uno más para su colección.

 Gracias a todas las personas que nos ayudaron en este viaje, los que caminaron cuadras de más para guiarnos y que no nos perdiéramos, yo no se los puedo pagar con materia, pero sí con esta sonrisa fome que heredé, pero la más sincera de este andar de gente seria.

*Patricia del banano, bloqueador, piso y bototos que me quedaron chicos, un gusto conocerla en el paradero.
*Señor y señoras muchas de la micro.
*Carlos de la camioneta de mina, kilómetro dieciséis, más las 25 curvas hacia nuestro destino.
*Javier con su autito usado que le falta un poquito de agua o aceite.
*Mauricio con sus caballos hermosos que nos llevaron kilómetros enteros sin quejarse ni pedir agua.
*Estudiantes cuicos que nos dieron limones y un par de sonrisas en su hotel inventado entre carpas y pisos desarmables entre las lagunitas de agua potable.
*Hombre del camión que no recuerdo el nombre, sus doce cambios y su precisión para doblar esas curvas tan difíciles.
*Hombres de la camioneta, que iban a comprar bebestible a la ciudad, y no paraba de hablar y alabarnos.
*Hernán con su mal hablar y su helado que me salvó del calor desacostumbrado de Santiago, sus tatuajes y su conocimiento de cada rincón y colegio santiaguino.

miércoles, 9 de enero de 2013

Martín.

Qué superficialidad más terrible dios mío, la otra vez vi a un ser humano en la calle, mi Tyler Durden, era bajito, tenía el pelo medio castaño y medio corto, era amarillo, sus manos ásperas, tenía ojos titilantes como Júpiter la otra noche, sus patitas eran flacas y su boca más roja que la de Dorian, qué precioso ser humano, qué dulce María Luisa, qué lírico Vicente, muestra tu mejor lado, tu perfil más bonito, para enamorarme muchacho hasta dónde tienes que caminar, hasta dónde tienes que andar junto a mi en el mismo recorrido, bájate antes que yo compañero dejando la estela oscura que te acompaña, bájate después y sígueme con la mirada, pequeño narciso déjame tranquila con tus labios lampiños, déjame sin entender mucho, con este regalo que me dejó la micro que no pagué, las calles donde no me cansé, el día en que no me dio calor.

¡Qué superficialidad!. La otra vez vi a un ser humano en la calle, mi Tyler Durden, su pelo era castaño y corto, con manos ásperas, ojos titilantes; como júpiter la otra noche, y boca más roja que la de Dorian. Qué precioso ser humano, dulce y lírico en equilibrio. Muéstrame tu mejor lado, tu perfil más bonito queriendo encontrar mis ojos. ¿Hasta dónde tienes que caminar, hasta dónde me esperarás siguiendo el curso del colectivo?, bájate antes que yo compañero y deja la estela oscura que te acompaña, bájate después y sígueme con la mirada; pequeño narciso, aléjame de tus labios lampiños, déjame sin entender mucho, deja que tu corporalidad se desvanezca y me encuentre en los sueños, viaja conmigo, trasciende mi voluntad y dejemos que el deseo nos recuerde, no nos alejemos de nuestro ambiente, encerrémonos a apreciarnos y desaparezcamos de la realidad, enajenémonos para construir un criterio, una perfecta conexión entre lo fijo y lo incierto, ayúdame a plantear y forjar mi propia conciencia, así moriré y serás mejor reflejo del que puedes esperar ser a corto plazo.

miércoles, 2 de enero de 2013

Tus manos azules, las mías grises.

Intentando interpretar tus círculos y tus "no quiero más", porque corrí y me atrapaste, me envolviste con tus trasnoches, me llevaste a mi mayor fragilidad que es dormir temprano, me llenaste de dis-fun-cio-na-mien-to, de lo que nunca quise decir, me atrapaste con tus despedidas, con mi sufrimiento, me llevaste a escribir una y otra vez, incansablemente de ti, durante múltiples horas, imposibles de reunirlas a todas en un tú, porque acá sólo eres tú, no "tú y yo", nunca hemos sido tú y yo, porque hoy y ayer sólo se reduce a tus puntos finales, me hundiste en el descanso, en el dormir bien sólo con tus palabras, con tus buenas noches escondiendo el -no te quiero más-, de la angustia de haber perdido un futuro utópico junto a ti, y sí, hoy no termina mi sinceridad, porque contigo nunca voy a dejar de ser sincera, atorméntame con tus lagunas y aliméntame con tu desprecio, despréciame toda la vida porque así me tendrás nadando en este mar grisáceo, porque grisáceo queda tu azul con el mío, te dedico el alfabeto que es mi única obsesión, mis manías me las guardo yo, porque todas ellas me hacen bien, el alfabeto no. Gracias, te ganaste el primer texto del año, al igual que el segundo día del año pasado. Buenas noches (porque cada tú termina en eso).