miércoles, 9 de enero de 2013

Martín.

Qué superficialidad más terrible dios mío, la otra vez vi a un ser humano en la calle, mi Tyler Durden, era bajito, tenía el pelo medio castaño y medio corto, era amarillo, sus manos ásperas, tenía ojos titilantes como Júpiter la otra noche, sus patitas eran flacas y su boca más roja que la de Dorian, qué precioso ser humano, qué dulce María Luisa, qué lírico Vicente, muestra tu mejor lado, tu perfil más bonito, para enamorarme muchacho hasta dónde tienes que caminar, hasta dónde tienes que andar junto a mi en el mismo recorrido, bájate antes que yo compañero dejando la estela oscura que te acompaña, bájate después y sígueme con la mirada, pequeño narciso déjame tranquila con tus labios lampiños, déjame sin entender mucho, con este regalo que me dejó la micro que no pagué, las calles donde no me cansé, el día en que no me dio calor.

¡Qué superficialidad!. La otra vez vi a un ser humano en la calle, mi Tyler Durden, su pelo era castaño y corto, con manos ásperas, ojos titilantes; como júpiter la otra noche, y boca más roja que la de Dorian. Qué precioso ser humano, dulce y lírico en equilibrio. Muéstrame tu mejor lado, tu perfil más bonito queriendo encontrar mis ojos. ¿Hasta dónde tienes que caminar, hasta dónde me esperarás siguiendo el curso del colectivo?, bájate antes que yo compañero y deja la estela oscura que te acompaña, bájate después y sígueme con la mirada; pequeño narciso, aléjame de tus labios lampiños, déjame sin entender mucho, deja que tu corporalidad se desvanezca y me encuentre en los sueños, viaja conmigo, trasciende mi voluntad y dejemos que el deseo nos recuerde, no nos alejemos de nuestro ambiente, encerrémonos a apreciarnos y desaparezcamos de la realidad, enajenémonos para construir un criterio, una perfecta conexión entre lo fijo y lo incierto, ayúdame a plantear y forjar mi propia conciencia, así moriré y serás mejor reflejo del que puedes esperar ser a corto plazo.

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