jueves, 9 de agosto de 2012

No es que esté triste, es que no sé qué pensar.

Me invadió el miedo a escribir, a tirarme al desnudo sobre las líneas, picar en pedacitos cada parte que sobresale, y los ojos que leen y leen y no encuentran coherencia entre mi cabeza y lo cursi que suena decir corazón, tengo un grave problema, me hace falta oxitocina, o me dura muy poco, mi carácter no es tan fuerte como para llevar a un grupo de personas al suicidio o al odio, alcanza sólo para que me de terror hablar, arrepentirme de hablar y no querer silenciar tampoco, es como vivir al medio de dos bandos, como vivir en santiago centro y tener de vecinos al amarillo, rojo y azul, sólo callo, y luego me arrepiento de no decir absolutamente nada, escucho los bajos, y de lado a lado la vida tangible se transforma en onírica para atormentarme lo poco que queda dentro de mi cabeza, y me confundo, y se mueve, mueve, mueve, como buscando algún olor, algo para observar y dejar el pensamiento de mierda de lado, esto es locura, esto es no encontrar nunca el sentido entre tantas calles, personas y papeles, no se puede ser feliz entre tanta inmundicie, entre tanta sumisión y poco pensamiento.

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