viernes, 25 de julio de 2014

yo culiá

Pudo haber sido cualquier cosa, un sonido, una imagen, pasos, comida, pudo haber sido que en ese momento el violeta de su pijama le pareció más bonito o la noche estaba exageradamente melancólica, no sé, pero tenía unas ganas casi incontrolables (a no ser por su orgullo) de llorar durante el resto de su existencia.
Quizás me sentía víctima de algo en lo que era culpable, de todas maneras si éste fuese el caso dejaría de ser culpable y pasaría a ser un trastorno psicológico. Aún así no merecía esta manera obsesiva de querer hacerme entender "a la fuerza" (víctima culpable).
Quizá quería llorar por el hecho de que vio cómo un sueño se desmoronaba por completo quedando hecho trizas todo el trabajo acumulado, toda la formación personal, el traspaso de barreras, el respeto y hasta un poco de aprecio, y ver desde lo más profundo de su entierro al fin un poco de luz tratando de reconstruir los escombros ahogados en lágrimas. El miedo, la desesperación de un par de horas. No sé qué es peor.

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