Me dieron ganas de dibujar y tirarme encima del papel, entera, con los órganos desorbitados y la cara blanca, quedarme ahí delgada, en una hoja, tan frágil, fácil de romper, cayéndome a colores, a pulso, cayéndome despacio, tiritona, sintiendo como mi sangre se traspasa desde la punta de mis dedos para manchar de gris lo virgen del blanco, siendo nunca más lo mismo, ni yo la misma, siendo un boceto, algo que quizás borre, o quizás hasta escribiendo on-line, quizás me deshaga de mi por teclas más que por pulso, por pixeles, más que por córnea, me voy de todas maneras, no queda nada de él en este cuerpo.
Me dieron ganas de dibujar y tirarme encima del papel, entera, con los órganos activos y la cara
blanca, lanzarme ahí delgada en una hoja, tan frágil, fácil de romper, cayéndome a colores, a pulso, cayéndome despacio, tiritona, sintiendo como mi sangre se derrite desde la punta de mis dedos para manchar de gris lo virgen del blanco, siendo nunca más lo mismo, ni yo la misma, siendo un boceto, algo que quizás borre, o quizás me deshaga de mi por teclas más que por pulso, por pixeles, más que por córnea, me voy de todas maneras, no queda nada en este cuerpo.
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